Seamos claros, si tu web no te produce ningún beneficio, evidentemente… no te sirve para nada! Pero, lo que habría que pensar es: ¿por qué no te sirve para nada?

Puede que el problema esté en el origen, ¿para qué sirve una web? ¿por qué la necesitas? ¿qué quieres conseguir con ella? ¿la ves como una pieza más de tu empresa? ¿le vas a dedicar el tiempo y los recursos necesarios? La mayor parte de las veces, cuando una web falla, es porque alguno de estos conceptos no está nada claro, en realidad, casi que te puedo garantizar que si no tienes estas ideas claras, nunca va a funcionar.

Hay cantidad de empresas que se hacen una web porque “hay que tener una web” pero que, curiosamente, a pesar de que se han hecho la web “porque sí” cuando ya la tienen, quieren que les sirva para algo. Esperan que por alguno de esos milagros inexplicables, todo el mundo vaya corriendo a meterse en su página y que empiece a comprar o a llamarles compulsivamente.

La verdad es que esta forma de actuar nunca deja de sorprenderme. La mayor parte de mis clientes son PYMES como yo y la mayor parte de las veces, mi relación es total o parcialmente con el dueño de la empresa. ¿Cómo es posible que un empresario experimentado espere que una web realizada sin un objetivo claro, sin ningún tipo de estudio previo, sin criterio y sin la más mínima inversión les puede producir algún tipo de retorno?

El problema, creo yo, parte de un grave error de base: pensar que, como Internet es prácticamente gratis, triunfar en Internet también lo es. Cualquier cosa vale, con tal de que tenga apariencia de web. Un logo, datos de contacto y… listo ¡ya tengo una web!

Pues, perdona pero, eso no es una web y que jamás te producirá un buen retorno, más pronto que tarde dirás: “mi web no funciona, no es rentable, ¡no me sirve para nada!”

Según yo lo veo, Internet es igual que la vida real, la diferencia fundamental está en que en la vida real podemos “tocar” las cosas y en Internet todo es “virtual”

Nunca se le ocurriría a nadie, en su sano juicio, montar una empresa sin pensárselo bien, sin un estudio previo, sin los recursos necesarios, sin tener claro a donde quiere llegar y cómo quiere hacerlo, etc. Entonces, ¿por qué cuando se trata de un negocio online no pasa lo mismo?

No me refiero a las empresas que se montan desde cero para funcionar online, esas, habitualmente lo tienen todo muy medido, me refiero más bien a las empresas que ya funcionan de forma convencional y que empiezan a explorar su presencia online.

Resulta muy curioso porque, suele pasar que comienzan a explorar las posibilidades de una presencia online más activa pero… no consideran necesario establecer ningún tipo de estrategia ni realizar ningún tipo de estudio previo. En muchos casos, ni siquiera consideran importante encargar el trabajo a un profesional, les vale “la web que les hace un amigo, un primo, un vecino… “ Está claro que “tu amigo, vecino o primo” te va a cobrar mucho menos pero,… asume que esa web no te va a servir para nada y no pidas que además de que casi no te ha costado nada, encima te vaya a traer algún beneficio

Estoy de acuerdo: una web tiene que ser rentable, tiene que ayudar a la empresa a crecer, tiene que constituir un elemento integrador y su rendimiento tiene que ser medible y valorable pero es que, para que una web sea todo eso y mucho más, tiene que ser buena y tiene que estar hecha por un profesional.

Mi consejo, si es que estás pensando en iniciar, mejorar o ampliar tu presencia online es que te hagas estas preguntas:

• 1.- ¿Necesito una web?
• 2.- ¿Para qué la necesito?
• 3.- ¿Qué necesito que haga mi web?
• 4.- ¿Cuáles son mis objetivos a corto, a medio y a largo plazo?
• 5.- ¿Cómo integraré la web en mi Plan de Marketing?
• 6.- ¿Qué presupuesto puedo asignarle?
• 7.- ¿Quién llevará la dirección del proyecto?
• 8.- ¿Cuál es el profesional adecuado para la web que necesito?

Y, permíteme un último consejo: busca un profesional con el que empatices, que te de confianza, cuéntale tu proyecto y… déjate aconsejar!