• El plazo de entrega es superior al que me habían indicado
• No me hacen ni caso cuando les planteo una queja
• No hay un nº de teléfono a la vista para poder hablar personalmente
• Los pasos hasta convertirse en cliente “son una pesadilla”
• La web no es nada intuitiva, hay que dar 100 vueltas para llegar al producto en cuestión
• Las fotos son pequeñas y malas, no puedo ver bien el producto
• “la culpa no es nuestra”, jamás admiten una equivocación
• Tienen un único sistema de pago y no es el que a mi me gusta
• No saben mucho del producto que venden, no me saben informar bien
• Me cuesta mucho que me envíen la factura
• Ponen pegas en las devoluciones
• Se desentienden de las garantías

Si analizamos un poco, nos damos cuenta que más o menos son las mismas quejas que nos plantearían en una tienda tradicional, el problema es que en una tienda tradicional, el cliente habla directamente con la persona que le atiende y se pueden remediar los malos entendidos mejor, cosa que no ocurre en una tienda on-line por lo tanto podemos extraer como conclusión que el servicio en una tienda on-line tiene que ser aún más exquisito que en una tienda tradicional.